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El misterio en el rostro
y sucumbe de reflejos ámbar
donde duerme el rio y callan
los días como aves de paso.
se abre el llanto necesario
y tan escondido porque llega
la brisa que rompe por dentro
y angustia más que todos esos alimentos
de palabras y juicios.

Y en esta esquina se humedecen
mis dedos que van como la rosa
que se disfraza al alba
de pétalos de amapola.
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Misk
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