Evoco al Silencio

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Al finalizar la noche,
te he recitado versos,
experiencias de los ojos
en movimiento lento,
y uno de ellos
se perdió en mi cuerpo,
silencioso enemigo,
que en su propia caída
acaricio mi pensamiento.
Me dejo llevar,
a ese lugar en que aún te conservo,
y en un pronto
encontré de nuevo
tú carne tenue
entre mis manos,
como un alud
de multitud de espasmos,
como antaño
cuando la madrugada
era mi secuela
del amor y la ternura.
Ardo al alba
cuando te evoco
desde el breve
silencio,
en estas alturas
sublimes al pecho.
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Misk
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