Rozo la afonía entre
los péndulos
que se
desconectan, siento el desgaste,
la mala racha, el
intermedio de la nada,
mis huesos se notan
hoy como una mañana,
fría, esta carne
va desapareciendo y así el hueco
de los ojos,
flotantes, se embriagan de lo que fue…
No puedo remediar
mirarme,
aterrorizo el vaivén
de los sueños no dados,
el toque virtuoso
del poder de la letra acertada,
que aún mira esas
tierras que en extraños viajes
se escurrían por
mis dedos, con aquella furia
del intento de la
muerte y en un instante…
la vida, el amor,
el temblor de la carne en suspense
mientras mi alma…
pobre de ella, se escondía
doliente bajo los
suelos de duelos y preguntando
aquel llamado
dios, subiendo hasta el cuello
donde los tímpanos
explotaban,
sentía la sequedad
de la angustia…
y dentro de todo
ello, la venda que se enroscaba,
viva, en mi sien
destrozando la esperanza,
y en el borde del
mundo me consumí
estremeciéndome,
entre la sangre de un ungüento
estéril amputándome
la vista, la pupila
que soñó ser ángel
del universo por solo tener
la caricia que perturba
los últimos rincones
de este, mi corazón…
Misk
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