Le ponía nombre a los sueños de tu cráneo

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Me entere de como miraban los muertos,
sus colores de hielo rodeaban los planetas
y a cada lado, un velo caía en nuestro cráneo;
Entonces la vida me enseño un truco,
enterrando las vestiduras podía detener el tiempo
y en tu cabeza ocultar mis deseos,
durante un tiempo el ritual del amor fue
cubierto de hiedras y al margen del sentir
ensimismados, dimos rienda suelta,
reposando el uno junto al otro;
Tuve miedo por momentos, la historia
daba un vuelco, estremeciéndome
me escondí en tu regazo, mientras te comía
entre los besos que la agonía se encerraba
adultera, quejándose de los golpes, descendiendo
entre los espejos que ocultaste en la magia del espanto,
toque para ti, la más hermosa melodía, el velo del propio
peso fue cayendo, y entre tanto yo iba muriendo,
sin saberlo las luciérnagas revolotearon de nuevo
desde los blancos altares de una pasión,
yo, te engendre en mis manos,
y te quise desde la tumba, donde los pies se quedan
callados, y la misma noche, te odio por los hechizos
que a la luna le otorgaste,
ese drama se oscureció en la secreta soledad,
cuando mi rostro toco el cielo, visible al mundo
el rumor calentó la simiente de tu cráneo, moría
el sueño en el temblor de un grito, que pesa como el más
desgarrador de mis sueños…
Quise existir en torno a tu corazón,
y en el aposento de una danza, perderme
como una confidencia, un luto, una mariposa de la noche,
y simplemente fui humedad en las tinieblas… lejano
resplandor… de piedras que pueblan el camino…






Misk
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