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Me desprendí y me separe a la noche del cuerpo,
un lugar concreto de la memoria se involucro
en lo físico del corazón,
y la voluntad se aparto para dejar paso
al tiempo consciente, que en los pasos de la vida
se retorció y se acostó lentamente, en el subconsciente,
y me observo, involuntariamente acaricio el rostro,
e intento calmar las impresiones de los ojos al dormir,
pero ya no estoy, decido flotar en el aire, esperando…
mi segunda realidad.
Se oyen ecos de música, vivamente me rodean,
son extrañas notas que juegan con mi cuerpo,
creencias y miedos forman los ideales del suceso,
y el calor de un posible lazo con el cielo, experimenta
la sensación de lo ajeno, y entro en estado invisible,
que impacta con aquellas galaxias mas lejanas,
las que su color aterciopelado
fallecen en una visión estremecedora…
Miles de luceros invaden el nocturno y se agrupan,
me rodean y dejándose llevar por una corriente dan vueltas
a mi alrededor, me transmiten siglos de experiencias,
mientras yo intento acumular tanta sensibilidad,
y percibo el temblor de la noche y me confunden
sus historias que sin razón, vienen de todas partes,
y me exploran, y me huelen, y me tocan y yo solo
me dejo elevar al estado mas puro, evoluciono.
Y es entonces cuando me doy cuenta de todo,
alcanzando un éxtasis de una creencia de mi naturaleza,
como ser energético y las conexiones al unísono de mi alma,
me llevan al convencimiento de que por encima de todo,
es el amor que existe como única célula madre,
de todos los sentimientos que acumulo, en el acoplamiento
con mi corazón, que conecta al exterior de un mundo
de variedades, a niveles jamás alcanzados.
Misk
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