Aún late el pecho intenso (Reflexión)

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Aún siendo el ahogo real del fondo más hondo donde el dolor un día preño, abrasando cual imperfecto amor… cada segundo que pasa, transfiere el recuerdo como un adyacente desconsuelo, a todo lo ajeno e inverso que la vida pueda depararme. De ahí que el vacio impuesto a mi sola verdad, contenga la virtud del niño que nace con la noble inferioridad del saber, pactando libre en el vuelco de su primer sentido de agonía, el deseo. Toda insatisfacción de separar el corazón de esa ilusión óptica que me encerró en la aflicción, donde estuve absorbiendo restos de vida y aniquilando en la imperfección del mirar, esa felicidad buscada y tan invisible a la carne, dejo pues una huella inmediata a la muerte de la vida, mientras enfermaba en el desamor. Cada una de las partes que se apegaron a mí ser, delincuentes sobre el origen del fracaso, fueron disparos aturdidos que vaciaron en sacudidas los deseos, la pasión. Es difícil hoy sentir como ayer y descifrar el hecho de ese sentimiento, más yo sé, que al embarcarme con todo lo terrenal di paso a la caída, al veneno, a ya no ser yo y perder para siempre la infancia de un verso. Y si aquellos deseos pasionales, como instintos primarios, fueron alimento de mis ojos, imágenes gobernadas como las etílicas y externas emociones, llevándome al éxtasis mental… entonces puedo decir, que ya queda menos para llegar al final del camino, pues hoy este cuerpo entre el corazón y la mente, siente que no siente nada, no habla, no escucha, no hiere, no viola, no pregunta, no miente, no desea, no alimenta, y no sufre… porque en realidad es tranquilidad, calma, como si la cámara fuera la misma replica de la lentitud entre los puntos de una imagen tras otra.
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Misk
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